martes, 1 de octubre de 2013

peregrinar





137.

"La Edad Media, ese mundo mítico inacabado que tenía su perfección fuera de sí mismo, es el momento en el cual, el tiempo cíclico, que hasta entonces regulaba la parte principal de la producción, comienza a ser erosionado por la historia. A todos los individuos se les reconoce una cierta temporalidad irreversible (en la sucesión de las edades de la vida, en la vida considerada como un viaje, como una transición sin retorno por un mundo cuyo sentido está en otra parte): el peregrino es el hombre que abandona este tiempo cíclico para convertirse efectivamente en ese viajero del cual cada uno es signo."

"La vida histórica personal encuentra siempre su cumplimiento en la esfera del poder, en la participación en las luchas por el poder y en las disputas del poder.; pero, bajo esta unificación general del tiempo orientado de la Era Cristiana, el tiempo irreversible del poder está infinitamente dividido en el mundo de la fe armada, un mundo en el cual el juego de los Señores gira alrededor de la fidelidad debida y de su traición".

"La sociedad feudal, nacida de la convergencia entre "la estructura organizativa del ejército conquistador tal y como ésta se desarrolla durante la conquista" y "las fuerzas productivas existentes en el país conquistado" - y aquí, el lenguaje religioso debe considerarse como una parte de la organización de esas fuerzas- dividió la dominación social entre  la Iglesia y el poder estatal, subdividido a su vez en las complejas relaciones de señoríos y vasallaje de los poderes territoriales y de los municipios urbanos".

"En esta diversidad de posibilidades de vida histórica, cuando la gran empresa oficial de aquel mundo fracasó en las Cruzadas, el tiempo irreversible, que inconscientemente se desplegaba en las profundidades de la sociedad, ese tiempo experimentado por la burguesía en la producción de mercancías, en la fundación y expansión de las ciudades y en el descubrimiento comercial de la Tierra - la experimentación práctica que destruye definitivamente toda organización mítica del cosmos-, ese tiempo, pues, se reveló paulatinamente como el trabajo ignoto de la época".

Guy Debord, La Sociedad del Espectáculo. Pretextos, 2012

pepe